el blog de los proyectos de Olga Berrios

Escaparate personal, Momentos creativos

¿Cómo ser fuerte?

Un hombre alto con mirada seria carga bolsas junto a una señora mayor con bastón

Hace unos años, en 2016, hice unos dibujos titulados “Violencia o dulzura” que exploraban mis propios prejuicios. Se basaban en imágenes que había presenciado por la calle en las que hombres que, por el aspecto que yo juzgaba como más relacionado con otras actividades más egoístas o incluso violentas, no me encajaban en la imagen de ternura que estaban dando: llevar bolsas a una señora, empujar una silla de ruedas, besar dulcemente a una señora mayor.

Estos días me acuerdo de estas ilustraciones con otra pregunta que, de cuando en cuando, me asalta: ¿cómo ser fuerte? ¿Ser fuerte significa ser capaz de aguantar gritos, golpes, conflictos?

Hace muchos años, mi hermana tuvo bastantes problemas. Yo hablaba con ella y le animaba a ser fuerte, a responder a esa gente, a enfrentarse a ellos y ellas. Ella me miraba sin comprender. A los días me di cuenta de mi equivocación. El problema estaba en el resto.

Tienes derecho a ser tierna, Eva.

Cuando hay un conflicto, ¿por qué se le exige a la parte agredida ser fuerte en lugar de exigir al agresor que sea más delicado?

¿No es esa una forma de alimentar aún más el conflicto para que una fuerza venza? ¿No es también una forma de no aceptar la diversidad de quienes son más sensibles? ¿No es también un intento de convertir en combatientes a todas las personas, transformar todas las relaciones en conflictos? ¿No es reducir el mundo a un planeta lleno de grandes y pequeñas guerras?

¿Por qué la fuerza equivale a aguantar estoica y silenciosamente dolor en lugar de ser capaz de expresarlo?

Quizá la idea de la fuerza también debe cambiar de bando. Quizá la fuerza reside en el poder de la ternura, de la fragilidad, de los cuidados y de la comprensión.

Quizá la pregunta no deba ser cómo ser fuerte sino qué es ser fuerte. Porque quizá toca redefinir eso.

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