Estos días he trabajado en una sencilla campaña de turismo fácil (entra porfi para entender este artículo y ¡también para disfrutarla!). Se trata de una recopilación de más de 70 guías de lectura fácil. Explico esto: son guías hechas sobre todo por federaciones y entidades de Plena inclusión que pueden estar cada una en su web, en secciones diferentes, o en las webs de turismo de la administración local o autonómica con las que han colaborado. Así que estaban muy dispersas.
🗺️¿Aún no conoces la web #turismofácil de @Plenainclusion?
— Plena inclusion CyL (@PlenaCyL) June 21, 2023
🧭Recoge todas las guías en #lecturafácil de los diferentes monumentos, museos y ciudades de todo el país. Y entre ellas hay 22 recursos de #CastillaYLeón.
Echa un vistazo aquí: https://t.co/wRZ9DkOfo8 pic.twitter.com/PohT7HYQ6C
Me encanta poder hacer este tipo de trabajos y quería compartir por qué:
- Cantidad. La recopilación permite percibir la cantidad de trabajo hecho durante muchos años y muchas personas
- Sostenibilidad. Volvemos a poner en valor un montón de materiales que se difundieron en su momento y que ahora relanzamos y difundimos. Así amortizamos más los recursos invertidos. Es algo que tiene mucho sentido, especialmente en ONG
- Evergreen. Muy en la línea con lo anterior, es una campaña que no se queda “vieja”: podemos seguir publicando mensajes todo el verano, quizá con menos intensidad, e incluso volver a retomarla el verano siguiente. Lo que sí queda antiguo es el número de guías, que han ido creciendo (¡eso es guay!) pero era difícil ir actualizando: de 45 guías hemos pasado a 75 y crecerá. Era un lío cada día ir dando un número diferente. Incluso el “más de 70 guías” se quedará desactualizado pronto. ¿Qué haríais vosotras? (Actualizo: ayer empecé el borrador de este artículo con 75 guías y hoy ya hay 80!!)
- Evitar la duplicidad. Tener en un único espacio una recopilación de tantas guías nos ayuda a saber qué hay y qué falta. Por ejemplo: evitar que haya guías repetidas del mismo tema, sobre todo cuando se hace sin conocer la guía existente. Entiendo que si quieres mejorar o actualizar o dar otro enfoque, sí puede tener sentido hacer una guía sobre lo mismo
- Comparar territorios. Es interesante ver de qué zonas hay guías en lectura fácil y de cuáles no. Aunque por un lado no creo que interese promover una competitividad entre federaciones en ese aspecto, ya que sabemos que quizá tienen otras prioridades, no es que no quieran hacerlo.
- Comprar históricamente. También muy chulo observar la evolución de las guías y -en general- de la lectura fácil. Materiales así pueden ser interesantes incluso para estudios y artículos científicos.
Además, la campaña incluye un artículo de análisis de qué les hace inclusivas y fáciles de entender. Esto lo hice más tarde. ¿Por qué?
- Calidad. Me di cuenta de que la campaña estaba demasiado enfocada a la cantidad de guías que hay, pero apenas mostrábamos las portadas de las mismas. Sin embargo, hay muchas muy sorprendentes y el artículo fue una forma de valorarlas también por eso.
- Aprendizaje. Es un intento de extraer pistas que nos ayudan a hacer guías aprendiendo de otras: ¿qué tienen de bueno? ¿qué claves nos puede interesar repetir?
- Romper estereotipos. La lectura fácil suele relacionarse con documentos sencillos y a menudo feos, sin embargo hay ejemplos preciosos que incluyen detalles de mucha riqueza
- Inclusividad. Las guías no solo aportan accesibilidad, sino que tienen muchos puntos de inclusión: hablar por ejemplo de la discapacidad en los museos o incluir perspectivas que nos hagan mirar hacia la diversidad
- Reconocimiento. Incluso puede ser una oportunidad para agradecer el trabajo de tantas y tantas personas implicadas, incluyendo esto en el contenido del artículo y enviándoselo a estas personas, y celebrar así los avances de la accesibilidad cognitiva
Leave a Reply