Ayer compartí una breve reflexión sobre lo importante que es para mí descubrir nuevos lugares… ¡ser exploradora! … pero también revisitar sitios importantes para mí. Os cuento ahora sobre uno de los mejores paseos que existen en el mundo.
Creo que nunca había publicado sobre él porque ¡me parece súper evidente! ¡o súper tópico! Pero, por otro lado, al enviar el otro día unas fotos, descubrí la sorpresa de otra persona que no lo conocía. ¡Pues claro, es muy chulo y en verdad muy desconocido a la vez!
Así que, ¿por qué no hablar de cómo es el paseo al castillo de Jaén?
El castillo es realmente una alcazaba, aunque luego tuvo habitantes católicos con la Reconquista.
Una curiosidad es que el castillo sirve como sistema de orientación: como está en altura y se ve desde muchos sitios de la ciudad, es posible hacerte una idea de dónde te encuentras gracias a él. ¡Eso no lo hay en Madrid! Aunque tampoco en Jaén hay playa jajaja
El castillo está en el cerro de Santa Catalina, que es el nombre de la patrona de la ciudad. El cerro es bastante afilado y escarpado. Para la gente menos emparentadas con las cabras, como yo, recomiendo dos caminos.
Tenemos el camino de solana, que es el mejor para los días o las horas de frío, y que es el que sube va paralelo a la carretera que sube al castillo. Empieza frente a la calle Alfredo Ruiz Guerrero.
El camino de umbría parte de la carretera de la Circunvalación, entre las calles de Buenavista y Cabrerizas Bajas. Este es el camino más fresco porque tiene más sombra. Bueno, más que camino, es una pista, es decir, más ancho que el otro.
En ambos casos, y si ningún imbécil ha quemado el bosque como cada verano, caminas rodeada de pinos. Además puede ver partes de la muralla, aunque creo que la deberíamos cuidar más.
Ambas rutas se juntan en la carretera de subida al castillo, en un área de merenderos, aparcamiento y una fuente, con vistas bonitas a más montañas: la Mella, el Neveral y detrás el Jabalcuz.
Desde ahí, excepto de nuevo parientes de las cabras, sólo podemos seguir por la carretera hasta que nos encontramos con el arco de entrada al castillo, luego el parador y el propio castillo. Hay mucha gente que suele pensar que todo es de la misma época, pero el parador es del siglo pasado, aunque imita muy bien al castillo.
Tras el castillo, y en un delicioso camino aunque repleto de escalones bastante inaccesibles, puedes asomarte a la cruz del castillo, desde donde tienes las mejores vistas de la ciudad.
La gente juega a reconocer su casa, el parque, el hospital o las plazas.
Desde la casa de mi madre, si cuentas la subida y la bajada, son 10 kilómetros, que a buen paso, aunque parándome a contemplar vistas y echar fotos, tardo más de 2 horas en recorrer.
Un detalle personal: el castillo lo he subido y bajado tantas veces que, durante una época, era capaz de calcular la hora observando las sombras de las montañas de alrededor.
¡Otro de mis detalles favoritos! El camino está plagado de lirios morados.
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