– ¿Qué forma de inversión escogerías?
Mi compañero y yo comprobábamos que el folleto que yo había adaptado a lectura fácil se entendía. Que cumplía su cometido.
No recuerdo exactamente su respuesta, pero lo que verbalizaba era que él recibía dinero y no quien lo iba a dar. Identificamos así un problema crucial: a muchas personas nos cuesta ponernos en el papel de una persona que invierte.
Sentí mucha identificación. No era una dificultad sólo de comprensión, sino algo que estaba también relacionado con las posibilidades económicas que tenemos las personas y nuestra cultura (financiera en este caso).
¡Pero el folleto trataba de animar a cualquier persona a realizar una inversión responsable, justa y sostenible! ¿Cómo podíamos facilitar la comprensión, y que las personas nos pongamos en ese rol, intentando respetar a la vez el contenido?
Recordé una de las pautas de la lectura fácil: dirigirse a la persona de forma directa.
Comentándolo con la organización autora del folleto, decidimos transformar un título sencillo:
“Inversiones socialmente responsables”.
En una pregunta más directa:
“¿Cómo elegir dónde invertir tu dinero?”.
Y, en el contenido, reforzamos la idea:
“Cualquier persona con dinero puede invertir”.
Me quedo pensando. La validación de la comprensión es útil para comprobar también la eficiencia de lo que contamos. Quizá el folleto puede entenderse, pero la persona que lo lee puede que no se sienta interpelada.
Foto: Sarah
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