La lectura fácil es una forma de hacer documentos más sencillos de entender para personas con dificultades de comprensión lectora como las personas con discapacidad intelectual. Existen pautas para hacerla y cientos de ejemplos de publicaciones adaptadas: desde leyes a El Quijote.
En este artículo, quería adentrarme un poco en un género en el que ya se dan algunos ejemplos de adaptación, pero en el que aún no hay pautas comunes y tanta experiencia… ¡¡el cómic!!
La pregunta clave es: ¿cómo se hace un cómic fácil de entender?
Por cierto, el título está simplificado. Voy a hablar de un cuento mudo ilustrado con elementos de cómic y dos cómics.Las 3 publicaciones están adaptadas y validadas por personas con discapacidad intelectual o del desarrollo. Os ordeno los títulos desde el que considero más sencillo de leer al más complejo:
- “El soldadito de plomo”, adaptación de Clara Luna
- “El amor es demasiado complicado”, de Andrés Guerrero
- “Super Char. El cumpleaños de Laura” y “Super Char y sus amigos”, de Down España
Lo primero y curiosidad absoluta: los cómics ya incluyen elementos de accesibilidad cognitiva. Uno muy común es vestir a los personajes siempre con la misma ropa, para que seamos capaces de recordarles y reconocerles rápidamente.
Otro recurso habitual: evitar los fondos. Así nos centramos en la acción que está ocurriendo.
Y, ahora sí, algunas pautas que los 3 títulos comparten para simplificar la lectura:
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Hay que simplificar tanto texto como lo visual, ¡claro!
- Pocos personajes
- Trabajar sobre historias sencillas y sintetizar
- Realizar dibujos sencillos, pero procurando no limitar la imaginación
- Evitar la abstracción
- Historias lineales o circulares. Evitar los saltos temporales
- Eliminar la sobre estimulación
- Se suelen evitar los bocadillos de “pensamiento” y la mayoría son de diálogo
- Personaje principal como hilo conductor. Procurar que aparezca de forma continua
- Ilustraciones muy expresivas
- Pocas localizaciones y muy claras
Aunque comparten muchas recomendaciones, sin embargo, si os fijáis, son publicaciones muy diferentes.
Se me ocurren las siguientes diferencias que me hacen pensar y categorizarlos en esos 3 niveles.
Bocadillos
El primero no tiene texto. La autora ha demostrado que incluso personas que no saben leer pueden seguir y contar la historia.
El segundo tiene texto muy adaptado. La mayoría de las viñetas tienen un bocadillo de diálogo como máximo y raramente encuentras dos bocadillos en la misma viñeta.
El tercero tiene dos 2 bocadillos e incluso puedes encontrar bocadillos cruzados. Se trata de bocadillos en los que el personaje de la derecha es el primero en hablar, por lo que el globo se sitúa a la izquierda y los rabos de ambos globos se cruzan. Es un recurso muy complicado porque puedes confundir el orden de lectura y el personaje que dice cada cosa.
Tanto el segundo como el tercero usan y recomiendan los bocadillos con contornos cerrados.
Número de filas de viñetas
El número de viñetas por página puede hacer más complejo el orden de la lectura: ¿por dónde empiezo?, ¿por dónde sigo? Si no tienes costumbre, o te cuesta leer, puedes liarte bastante. (Y no hablamos si encima es orden de lectura japonesa para una persona occidental.)
El primer libro sólo tiene una altura. El segundo tiene 2 filas de viñetas como máximo de alto y hay muchos casos de viñetas a toda página. El tercero va de 3 y llega a las 5 filas de viñetas, algunas con composiciones atractivas y más difíciles de seguir.
Flechas
El primero usa flechas para reforzar el orden de lectura. Incluso también las usa para reforzar la idea de movimiento o flujo de los personajes o elementos o las miradas entre personajes. Es más: oscurece el fondo para subrayar más la separación entre viñetas.
El segundo usa flechas cuando la composición de las viñetas puede dificultar la lectura porque están desplegadas sobre 2 páginas. En realidad no son flechas, el autor juega de forma creativa con los contornos de las viñetas, pero hacen de flechas.
El tercero no usa flechas.
Fondos
El primero y el segundo carecen de elementos en el fondo. La autora del primero, de hecho, recomienda evitar el uso de diferentes profundidades porque las personas con dificultades de comprensión se lían: ¿el elemento es pequeño o está lejos?, ¿el elemento es enorme o es que está muy cerca? En el escenario, sólo vemos los elementos necesarios para entender dónde se sitúa la historia.
El autor del segundo además nos recomienda ser muy explícitas con la información de dónde están los personajes: en el autobús incluye un rótulo con la palabra bus, igual que en el hospital o en el pasillo buscando una habitación del hospital.
En el tercero nos encontramos muchos más fondos con un montón de elementos, aunque hay viñetas que los evitan.
Todo esto lo aprendí en la jornada sobre diseño y lectura fácil organizada por Plena inclusión Madrid. Otras recomendaciones que surgieron fue cuidar los cambios de plano,incluir una primera página con los nombres de los personajes, presentar a los personajes nuevos, recordar los nombres de los personajes, intentar no cambiar de escenario en la misma página…
Desde luego, creo que me falta mucho por aprender y observar. Nos faltan experiencias y crear pautas comunes, pero me apetecía empezar a unir dos mundos que me gustan tanto: la accesibilidad cognitiva y los cómics.
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