El Parque de El Retiro esconde un gran misterio. El caso es que… ¡el parque mengua! Su tamaño depende del tipo de persona que lo visita. Para algunas personas es un parque inmenso y, mientras, para otras, es una miniatura en comparación.
Os revelo la explicación en este artículo, pero antes dejadme explicar lo siguiente. Hace unos días participé en la Madrid Accessibility Week, una semana de visitas y actividades intensivas que forman parte del Máster de la Universidad de Jaén sobre accesibilidad que estoy cursando.
Uno de los días, la tarea consistía en realizar una evaluación grupal de la accesibilidad de El Parque del Retiro de Madrid. Echamos fotos, grabamos vídeos, charlamos, entrevistamos, nos reímos…
¿Qué nos encontramos?
- Canalizaciones que dificultan la vida a personas que usan sillas de ruedas o carritos de bebé.
- Pavimento estropeado que provoca caídas.
- Ramas que no pueden percibir las personas con discapacidad visual.
- Cadenas entre los pasillos que impiden el paso.
- Poca iluminación.
- Falta de señalización.
- Señales escondidas y no adaptadas.
- Baños no accesibles en la mayoría de los casos.
- Y mucho más…
Una de las parejas mayores a las que entrevistamos, el marido iba en silla de ruedas, nos comentaban que procuraban ir sólo por los espacios que sabían que eran accesibles: las grandes calles del parque. Evitan escalones (por supuesto), caminos de tierra, canalizaciones… Si lo piensas esto es ¡casi todo el parque!
Lo más sorprendente es cuando les preguntamos qué hacían cuando tenían que usar los baños:
– No sabemos si hay baños accesibles. Menos mal que [mi marido] tiene aguante. Estamos una hora u hora y media y nos volvemos.
Así pues, el parque de El Retiro es un parque en miniatura para muchas personas por la cantidad de barreras de accesibilidad que les limitan su uso. Y esto, atención, no sólo ocurre en El Retiro, ¿verdad?
En este vídeo intentamos resumirlo.
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