¿Sabéis qué? Estoy empezando a tener mi primera experiencia laboral adaptando textos a lectura fácil. Me gusta tanto esta herramienta que estoy pensando pintarme una camiseta que rece “la lectura fácil mola”. ¡Jajaja!
He participado en la adaptación de un texto breve pero muy simbólico para mí, pues tiene relación con el voluntariado, algo que he practicado durante años. Quería compartir la emoción por adaptar algo sobre el tema, pero también el reconocimiento y aplauso por que se empiece a invertir en la accesibilidad cognitiva.
Precisamente, el texto solicitado a adaptar es un acuerdo de voluntariado, es decir, un documento que se firma para comenzar a hacer voluntariado en una entidad. Se trata de un modelo, existen muchos y, haciendo búsquedas en internet, descubres que el lenguaje en cada uno es similar.
La iniciativa de adaptarlo proviene de la Plataforma del Voluntariado de España y pienso que es un mérito y un acierto que den este paso por facilitar el voluntariado en este sentido. Además, hay que tener en cuenta que el esfuerzo puede beneficiar a todas y todos, aunque no seamos personas destinatarias directas de la lectura fácil.
Os cuento pensamientos sobre este primer proyecto.
Yo creo que casi todo el mundo ha criticado alguna vez el lenguaje legal, pero otra cosa es intentar adaptarlo. Tomas aún mayor conciencia de lo complejo y poco cercano que es. De hecho, digo yo, ¿no debería estudiarse en abogacía y periodismo la lectura fácil? Es una herramienta realmente interesante para comunicar. No quiero decir que se practique para cada texto, yo ahora mismo no la estoy usando para escribir esto.
Este lenguaje, como muchos otros, se caracteriza por omitir bastante información, posiblemente sin ninguna mala intención, sino porque las abogadas y abogados la manejan tan habitualmente que no se dan cuenta. En el acuerdo, se afirman y piden muchas cosas, pero no se explica por qué. Mientras adaptaba, iba pensando que se necesitaría un curso completo para entender y firmar de forma responsable cosas que hay en él.
Comparto también algunas decisiones que hemos aplicado en la adaptación, por si son de utilidad, y también dudas.
Se trata de un texto estilo contrato, en el que dos partes deben rellenar huecos. Pero, claro, debes saber qué hueco te toca rellenar. Para que resulte más accesible cognitivamente, se nos ha ocurrido distinguir los huecos a rellenar en dos colores. Una por cada parte “contratante”, palabra que me recuerda a Groucho Marx.
Muchos de estos huecos se repiten, teniendo que rellenar el mismo texto varias veces. Hemos eliminado los huecos de textos repetidos.
Hemos añadido una introducción al texto para explicar de qué trata y por qué se pide que se rellene. También se incluye un breve resumen de lo que va a tratar. Se dan las indicaciones de los colores de los huecos a rellenar.
Ahora espero con emoción la validación. Es decir, en el siguiente paso del proceso, el contenido adaptado pasa por las manos de personas con capacidades cognitivas diversas. Éstas opinan y valoran si se comprende o no el significado. Palabra por palabra.
Acabo con lo que más me ha llamado la atención. El documento hace referencia a dos apartados de un artículo de la Ley de Voluntariado que se podrían haber incluido fácilmente. Sin embargo, no están. No dejo de preguntarme por qué. Quizá nadie ha caído, pero desde las gafas de la lectura fácil percibes esta necesidad.
Estos artículos indican que una persona, por ejemplo, que ha sido condenada por abuso sexual, no puede hacer voluntariado con niñas y niños. Y una persona condenada por violencia machista tampoco puede hacer voluntariado con víctimas de la violencia machista.
El caso es que, para la adaptación, hemos buscado los artículos y los hemos incluido adaptados.
En la lectura fácil, no tendría sentido indicar: “busca tal ley y la lees”. Eso no asegura que la gente primero busque el contenido y, segundo, que lo comprendan. La lectura fácil, al fin y al cabo, es una herramienta en la que te obligas a entender y explicar todo pedagógica y claramente. Te exige ponerte a favor y en la piel de muchas otras personas. Si obvias este tipo de cosas, no es lectura fácil. Por eso, para mí, está divertidamente relacionada con la transparencia.
Así, la lectura fácil ¡de repente! se convierte en un camino más, breve y directo, a la transparencia.
Quiero acabar agradeciendo a Cooperativa Altavoz la oportunidad de participar en la adaptación, sus comentarios sobre ella y, en general, la oportunidad de aprender y descubrir cosas como ésta.
P.D.: Los diseños de camisetas los he hecho con Design Lab.
Dora
Tú siempre fuiste de lectura fácil. Estás en el lugar adecuado 🙂