Os presento el trío de dos “Violencia o dulzura”. Es un trío de dos porque estaba pensada para ser una serie de tres ilustraciones, pero con la última me he bloqueado y no he podido continuar.
Anécdotas dibujadas. Este micro proyecto personal viene de una fuente de inspiración habitual: algo que veo por la calle y me llama la atención. En este caso, coincidieron en un tiempo más o menos cercano tres escenas:
- Un chico de gran tamaño y rasgos latinos le lleva una pesada bolsa a una señora mayor
- Un chico con aspecto playero (tatuado, camiseta ancha de tirantes…) acompaña y empuja de la silla de ruedas a una señora mayor
- Un chico menudo sentado en una bicicleta de piruetas besa y se despide de una señora mayor en una parada de autobús
La tercera es la que quedó sin dibujar. Aquí podéis ver las otras dos. Pinchad en ellas para ampliarlas:
¿Por qué? Las anécdotas me dieron bastante para pensar. Enfrentan un estereotipo relacionado con la violencia y una actitud relacionada con la dulzura, algo a primera vista contradictorio.
Así que, con estas imágenes, me surgían bastantes preguntas:
- ¿Son contradictorias? ¿Por qué me llaman la atención?
- ¿Podemos cambiar los estereotipos? ¿Por ejemplo, en este caso, dulcificándolos?
- ¿Qué responsabilidad del estereotipo tiene quien mira y quien lo representa, por decirlo de alguna manera?
- Cuando adoptas una moda o un aspecto relacionado con un estereotipo violento, ¿estás rechazando implícitamente otras actitudes como la dulzura?
Cómo se hizo. Curiosamente, en el momento de ver estas escenas, no pude echar una foto. Por eso son dibujos. Tampoco recuerdo con detalle todo. Por ese motivo he tenido que reinventar y remezclar, utilizando imágenes con licencias libres.
Para la primera, usé fotos de John Goode y Mario Mancuso. Aquí tenéis el collage en el que me basé para dibujar.
Para la segunda: fotos de David Shankbone y Elvert Barnes.
Parte del dilema de dibujar esto es que, al primer personaje, le tuve que cambiar el gesto. Al principio, como veis en el primer detalle, le puse un gesto más bien neutro. Pero, hablando con mi hermana, me hizo ver que así no transmitía la idea de la violencia. Así que en el segundo intento le fruncí el ceño.
Haciendo esto me sentí dirigiendo demasiado la mirada: ¿es el gesto también, supongo, parte de la mirada y de la actitud estereotipada?
A la segunda imagen, también le hice ciertos cambios que no iban en la primera versión. Le puse camiseta y el tatuaje, que era lo que realmente recordaba. El modelo de la foto se muestra así, pero Esther y yo llegamos a la conclusión de que era una imagen tan extraña que no conducía tampoco al debate propuesto.
Comparto también las imágenes en blanco y negro.
Gracias a mi editora por desbloquearme 🙂
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