Consejos. “Debes hacer”. Proclamas. A menudo las escuchamos sin analizarlas demasiado. Yo llevo mucho tiempo parada en un grupo de ellas. Rumiando. Dudando. Rechazándolas. O, al menos, sintiéndolas opcionales, no mandamientos.
Tienes que ser fuerte. Hay que luchar. No te dejes pisotear. Debes enfrentarte.
¿Cuántas veces en tu alrededor, en las películas, libros, historias… te han sermoneado con eso? Si existe un conflicto en tu vida, la exigencia social es afrontarlo. No es una guerra con armas, pero si has de entrar en una especie de batalla.
Hay quienes acceden y abroncan con potencia, con genio. A veces incluso con ingenio admirable. Pero, muy a menudo, utilizando al final recursos arriesgados, que pueden empeorar el conflicto o dañar a alguien.
Otras personas permanecen en el lugar, sin disparar, pero sin abandonar. Quizá con la táctica de aislarse. Defensa sin ataque. Aguantando lo que se le eche y, además, aguantando las consecuencias de su propia táctica: ese aislamiento.
Mientras, otras personas son heridas. Quizá se lamenten o quizá huyan. Y, encima, es posible que reciban el empellón social. Si no aguanta eso, es que no aguanta nada. Ha abandonado.
Quizá todo esto suene demasiado abstracto, pero creo que la siguiente anécdota funcionará como explicación.
Mi hermana es una chica dulce, siempre ha sido muy sensible. Hace mucho tiempo, unas personas se metían con ella.
Así que, un día, me encontré arengándola. Tienes que responder así. Tienes que ser así. Fuerte. Distante. Responder. Pelear. Que esas cosas no te hieran.
Y, ella, dándome una lección de vida, me respondió.
Pero… Yo quiero ser blandita. ¿No puedo serlo?
Pues claro que sí. ¡Que viva el derecho a la suavidad! Que vivan las personas que odian los conflictos. Que odian la mera idea de herir a alguien.
Por un lado, ¿existe el conflicto opcional? Si tú quieres batalla, e incluso ya me has herido, y yo no quiero responder ni aguantar, ¿cuál es mi carta? Por otro lado, ¿todo el mundo ha de ser puro músculo? ¿No puede existir una súper heroína de la dulzura?
¿Significa que soy débil? Quizá hay quienes funcionan en ambientes pacíficos, tranquilos. Quizá de repente descubras un músculo diferente, uno delicado, pero también apasionado, curioso y desatado.
Incluso habrá quienes peleen por unas cosas y prefieran descartar otras batallas. ¿Puedo, por favor, elegir cuándo me esfuerzo y cuándo no? ¿Podemos, por favor, cuidar a las personas que eligen esa opción?
¿Crees que existe el derecho a la suavidad?
Imagen: pixabay
Árturo
Como opción es lícita si no lleva mal que la mangoneen. Personalmente creo que es mejor aprender a negociar, y a enfadarse en el momento adecuado y en la medida adecuada.
Salvador Casarrubios
Si, el escudo de la dulzura tambien es protector y ademas incluso disuasor, muy buen material tiene este escudo.