Hace tiempo que no os cuento cómo me va con el piano. La verdad es que paso por una época que ya me advirtió el profe: “Ten cuidado, que luego el ritmo al aprender baja y se nota mucho”.
¡Cuánta razón y sabiduría! Los primeros meses, me daba tiempo a preparar unas once o doce partituras para la clase semanal. Ahora, trato de tranquilizarme y me he puesto como meta entre tres y cinco partituras. La cuestión se complica… ¡tiene bemoles! (¿vendrá de aquí la expresión?)
Pero bueno, poco a poco trato de vencer el estrés pianístico, la autoexigencia, y recordarme que toco y aprendo para disfrutar.
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