Ésta es una de las historias cortas del tomo “La misma diferencia y otras historias”, un goloso descubrimiento disponible en comitecas con la signatura C KIM mis.
Hace unos días fui a ver “Un niño grande” con Anne, una de mis mejores amigas del grupo de percusión tradicional coreana del que formo parte. Camino del coche al salir, empezamos a charlar sobre uno de los temas principales de la historia.
La película incidía constantemente en que “ningún ser humano es una isla”, en que la vida es vacía e intrascendente si no la compartes con nadie. Para la película funcionaba bien el supuesto, y Anne estaba bastante de acuerdo con ese sentimiento, como supongo que estará la mayoría.
Tengo casi treinta años, no tengo ni mujer ni hijos y me he pasado el 99,9% de la vida sin novia. Además, he vivido buena parte de mi vida adulta solo, y he deseado con todas mis fuerzas vivir solo siempre que he tenido compañero de piso.
Y a pesar de eso tengo una vida plena y rica con la que me siento satisfecho. Sinceramente, me gusta estar solo la mayor parte del tiempo. ¿Qué tiene de malo vivir solo? (…)
Me ha interesado y me he sentido muy identificada con esta reflexión que comparte el autor. Hace ya tiempo que no entiendo a qué viene tanta presión social por emparejarse, casarse, procrear… Incluso hay quienes viven aterradas/os por la idea de pasar “mucho” o “demasiado” tiempo en soledad y/o, sobre todo, sin pareja. (Y encima les bloquea la idea de salir-viajar-pasear-vivir en solitario.)
Pienso que es realmente complicado encontrar a personas con las que conectes de una forma especial, y más en este tipo de sociedad apresurada y deshumanizada. Por otro lado, me parece que, mientras, sorprendentemente, millones de personas mantienen relaciones sentimentales insanas.
¿Por qué tanta urgencia? ¿Por qué esa exigencia?
En la vida hay muchas más cosas y ésa puede ser una fase más, pero no deberíamos reducirla a esto. Al menos yo intento no hacerlo.
Además de “Isla”, muy recomendable también la historia principal de este tomo, que traba sobre las pequeñas cobardías humanas.
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