¡Hola-hola! (Sobre todo a Capo, a quien le fastidia que la gente salude en los artículos jajaja)
Os voy a hablar de algo que me genera dos fuertes sentimientos: curiosidad e interés a la par que decepción y enfado. La idea de participar en una asamblea, la expectativa que me genera, o cómo me la imagino, me emociona: debate, decisión, acción… Pero esto contrasta con la realidad: al final salgo disgustada, aburrida y con fuertes dilemas.
Quizá no habéis asistido en la vida a una asamblea. Quizá habéis asistido a una del 15M, pero no a una de una organización social. A mí me parece curioso el funcionamiento. Y también me parece interesante explicar estas interioridades para que se comprendan mejor los debates y debacles del sector. Lo argumentaba muy bien Montse Santolino: por simplificar el mensaje, a veces ahorramos a las personas información interesantísima que posiblemente les haría comprender mucho mejor a las organizaciones no lucrativas.
Imagen del código ético, uno de los documentos aprobados en la asamblea.
Nota importante.- Me gustaría subrayar que este artículo no tiene la intención de atacar, sino de analizar un asunto poniendo como ejemplo precisamente el sitio donde trabajo. Lo que aquí describo ocurre en muchas otras organizaciones del sector (a veces con prácticas bastante más preocupantes) y, positvamente, el trabajo de esta Plataforma me parece mucho más serio y responsable en ciertos campos que muchas otras organizaciones en las que he trabajado o que conozco de cerca. La intención de este texto no es provocar que las personas que lo lean se lleven las manos a la cabeza y reduzcan la confianza, sino analizar, profundizar, reflexionar y provocar soluciones.
Las asambleas de las entidades como la Plataforma de Infancia, donde trabajo, son bastante particulares por varios motivos. Para empezar, sus socias y socios no son personas físicas, sino jurídicas, o lo que es lo mismo: otras asociaciones, fundaciones y cooperativas.
¿Quiere decir esto que a las asambleas asisten robots o entes? ¡Cómo molaría, pero no! Asisten personas que representan a esas entidades.
Yo no soy de la banda de robots ni representantes, sino que asisto en otra pandilla. Si comparamos una entidad de este tipo con un país, la asamblea serían las personas con edad para votar y la junta directiva sería el gobierno electo. Yo pertenezco al personal que ejecuta las decisiones de asamblea y junta directiva. Es lo que llamamos “secretaría técnica”.
¿Qué se decide en las asambleas?
- Se someten a voto documentos estratégicos importantes
- Se discute y aprueba el plan de acciones del año
- Se examinan las cuentas del año y los presupuesto
- Y, cada tres o cuatro años, se decide quiénes formarán el órgano de gobierno
En esta última asamblea de la Plataforma de Infancia:
- Se ha aprobado un código ético, un documento que debería indicar cosas como qué criterios de funcionamiento tendremos, criterios de aceptación o rechazo de nuevas entidades miembro, criterios para decidir qué tipo de colaboraciones son deseables e indeseables con empresas, administraciones, etc, criterios de condiciones laborales y de voluntariado, etc.
- Se ha aprobado un plan estratégico que marca un camino que apostará por la incidencia política
- Se ha decidido la incorporación de cuatro entidades nuevas
- Se eligió una nueva junta directiva
Imagen de las tarjetas para decidir la incorporación o no de nuevas entidades miembro
Pues, aunque parezca valioso y súper importante todo, aunque sugiera que posiblemente se generó un intenso y rico debate… ¡¡¡apenas hubo manos levantadas!!! Todo se aprobaba con una celeridad que asustaba. Nadie consultaba nada.
Es llamativa la forma de “aprobar” muchas preguntas. Como para agilizar los trámites, se pregunta si alguien está en contra o se abstiene. Pero no se pregunta quién está a favor. (¡Menudo truco! Posiblemente, si lo hicieran, no contarían tantos votos.) (Quizá nos vencen demasiado las prisas y urgencias, pisoteando con ello un momento fundamental de democracia.)
Momento en el que se representó la votación del plan estratégico. En realidad se preguntó si alguien estaba en contra o se abstenía. Luego pidieron que levantaran estos papelitos para la foto.
Al final, el tiempo se pasa presentando documentos (que me da la sensación de que nadie ha leído, porque de la mayoría a mí se me ocurren consultas y “peros”) y votando.
Para poner ejemplos sobre cosas que se votaron sin rechistar:
- El plan estratégico nuevo pone la participación infantil como línea transversal: ¿eso quiere decir que ya no interesan programas como Cibercorresponsales?
- Ese mismo plan propone mayor incidencia política, lo cual me emociona, pero: ¿quién va a generar el discurso de la Plataforma de Infancia si en tantos años no ha habido debate asambleario e incluso se han vetado iniciativas más críticas?
- El código ético apenas profundiza en los criterios… ¿será realmente funcional o se convertirá en una declaración de principios inútil?
Ayer tuvimos una interesante reunión en la secretaría técnica para valorar precisamente el funcionamiento de la asamblea. Esta reunión fue más interesante que la propia asamblea. Os comparto algunas reflexiones.
Cuestionamientos sobre las asambleas
- Las personas que representan a sus entidades: ¿informan convenientemente al resto de personas a quienes representan?, ¿recogen y transmiten lo más acertadamente posible sus pareceres?, ¿se preparan y documentan antes de asistir?, ¿funciona este sistema de representantes?
- ¿Por qué la secretaría técnica no tiene voto y ni siquiera voz en una asamblea? (Cuando curiosamente somos quienes vivimos el día a día de la entidad.) En otras organizaciones en las que he participado se ha escuchado a toda persona que quisiera aportar
- Las asambleas resultan terriblemente burocráticas: ¿no se podrían realizar estos trámites en menos tiempo o incluso online?
- En unas elecciones a junta directiva, ¿cómo es posible que se presente una única candidatura y no haya oposición?, ¿realmente funciona bien (late, respira…) una organización en la que casi todo el mundo parece huir de tomar el liderazgo y la responsabilidad? ¿No debería emocionar e ilusionar encargarse de un papel así?
- Igual que ocurre en las elecciones generales de tantos estados, la asistencia a la asamblea es demasiado reducida, ¿qué ejemplo estamos dando como sociedad civil organizada?
- ¿Cómo generar más diálogo y, sobre todo, diálogo práctico y útil? (Intentando evitar intervenciones off-topic, largas, filosofadas sin sentido y los discursos del tipo “me gusto cómo hablo”)
- Parece algo superficial pero, ¿una asamblea en la que te aburres y no hay emoción por el debate… para qué vale? No sé… a mí me parece sintomático. Deberíamos asistir y volvernos con nuevas ideas, dilemas y ganas de hacer muchas cosas.
Aunque todo esto que os he soltado parece una interioridad de una organización privada y particular, creo que es una descripción sintomática muy relacionada con nada más y nada menos que la democracia, y concretamente con los canales de participación en la sociedad.
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