– ¿Vale que jugamos a que éramos “Once upon a time”? Yo me pido Snow y Flip será Charming.
– Moñadas…
– ¡Dale! Pero con la condición de que yo era Emma y tengo un lío con Bella.
Resulta que Ney me habló de la serie “Once upon a time” y ahora estamos ambas enganchadas. Por consiguiente, le damos la paliza a Flip con nuestras paridas. El otro día hasta nos repartimos personajes.
En la cutre viñeta lo he relatado usando el lenguaje infantil. Me encanta cuando se usa el pasado para referirse a la ficción de juego “yo era una guerrera”. ¿Qué tiempo verbal sería el correcto? ¿Habría que inventar uno nuevo para referirse a lo que te gustaría ser de forma imaginaria en un momento actual y hasta que finalice el juego?
La serie recupera cuentos clásicos occidentales y occidentalizados, quizá más bien “Disneyficados” (por ejemplo, Mulán), y los reconvierte en historias diferentes… pero similares.
¿Y a qué me refiero con diferentes pero similares?
Lo cierto es que las mujeres tienen un papel protagónico, son más guerreras y habilidosas. Y, por ejemplo, es divertido que la bruja baja al psicólogo para intentar dejar la magia negra.
Es divertido intentar averiguar qué personaje es cada cuál, sus relaciones y por dónde continuará la historia. Y me encanta que Emma diga continuamente “really?” o “seriously?”, sobre todo ante el peligro.
Sin embargo, siguen durmiendo en su guión ideas sobre un romanticismo extremo y matrimonio como única meta para la felicidad. Los celos se identifican con el amor y encima se responde con violencia (cuando Charming pega al doctor un puñetazo, por ejemplo). Y, como intento criticar en esta viñeta, no se refleja ningún tipo de relación afectiva o remotamente sexual que no sea heterosexual. A esto se le llama heterosexismo.
La serie aún está en su segunda temporada, aún puede sorprendernos… pero ahí lo dejo con lo que -de momento- me transmiten estos cuentos actualizados.
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