Llevaba tres años sin poder asistir a la mani del Orgullo y este año he vuelto. Acompañada por amigas, he marchado con Amnistía Internacional, como en 2009, con el peto amarillo y la bandera kilométrica.
Lo pasamos genial: la ondeamos, bailamos con la batucada, la gente se tira fotos con nuestra bandera, nos tiran fotos, “pescamos” a la gente con ella, no dejas de saludar y reencontrarte… Multitud de gente se ríe y divierte alrededor. Y, al final, se nos caían los brazos de tanto agitar la tela gigantesca.
Muy lejanos parecen los momentos en los que me costaba todo: hablar con la gente sobre la pandilla con la que quedabas, mencionar (¡significaba anunciar, revelar!) quién te gustaba e incluso la mera idea de poner sobre la mesa una conversación sobre la homosexualidad (y más usando la primera persona del plural).
Sin embargo queda muchísimo por hacer.
Podéis haceros una idea con el relato de Conectada y La Guerrera, con quienes cené esa noche y nos transmitieron su tristeza y rabia por las dificultades que -por ser lesbianas- están encontrando para acceder a un tratamiento de fertilidad, adoptar o incluso ser familia de acogida durante sólo dos semanas.
¿Otro ejemplo? Miremos un poco más lejos. En países como Letonia, Lituania, Bulgaria, Croacia, Serbia, Hungría, Moldavia o Rusia es habitual la vulneración del derecho a la libertad de expresión y reunión de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales.
Marchas como la de Madrid son dificultadas o peligrosas. Allí se vuleran también otros derechos humanos en ámbitos como la educación, el empleo o la salud.
Estas prohibiciones favorecen un entorno de hostilidad. Los crímenes de odio suponen también una vulneración clara de los derechos humanos. Y organizaciones como Amnistía Internacional lo documentan y luchan. Si quieres, puedes poner tu firma, tu fiempo y tus ideas, tu dinero…
Esto es sólo algo de lo mucho que queda. La lista es extensa. Lo importante es no olvidar que, además de una fiesta, y sobre todo por encima del negocio que mucha gente le saca al Orgullo, hay gente que jode, hay gente jodida y luego estamos todas las personas que podemos hacer más para cambiar esta situación.
Y, recuerden, el primer paso suele ser la visibilidad. ¡Habla de esto con la gente! ¡Cuéntalo! ¡Difúndelo!
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