Cuando era pequeña, me encantaba la clase de música. La extraescolar sobre todo. Era desordenada y ruidosa. Cuando era muy-muy peque, incluso hice algún solo de flauta en una obra, aunque sospecho que me eligieron más por mi aspecto angelical de entonces que por mis dotes artísticas. Y es que era incapaz de leer una partitura…
Años más tarde, cuando he vuelto a intentarlo, me he acordado mucho de las ladies: de las personas que -de mayores- aprenden a leer y escribir.
Evidentemente, la situación no es altamente comparable: ellas no han disfrutado de la disciplina escolar que yo he sufrido. Además, escribir y leer el idioma de la ciudad donde te mueves, evidentemente, te abre otra clase de puertas relacionadas con la superviviencia, los derechos humanos y la dignidad.
Pero, aún así, a veces me sonrío y lo comparo un poco. Me pongo medio bizca ante tanto signo tan extraño. Los primeros meses me preguntaba por qué nos torturan con sistemas tan difíciles. (Últimamente he leído algo de la historia de las notas musicales y ahora entiendo mejor por qué es necesario ese nivel de complejidad).
El profe me ha ido pidiendo, semana a semana, que escribiera y escribiera sólo dos notas. La semana siguiente, dos notas se unían a la familia. La clave de Sol y también la de Fa. Las escribía a varias velocidades. Marcándolas mucho o débilmente Llamándolas. A veces gritando mentalmente sus nombres. A cada nueva nota, podía leer y entender más partituras. Cada nota era un regalo. Así que con eso me acordaba de lo que decía nuestra querida lady de que “cada palabra es un favor”.
Y también descubría otro vocabulario. ¡Stacatto! ¡Legato! ¡Arpegio! ¡Fraseo! Y me imaginaba que, a cada descubrimiento, ponía la misma cara de alucine que las ladies cuando entienden algo de verdad.
En fin… Llevaba mucho tiempo pensando esto y por fin hoy lo escribo. La sensación de acercarme a la música no es sólo un motivo artístico, es todo un desafío intelectual: se trata de aprender otro idioma, a escucharlo, hablarlo y escribirlo. Aún me queda muchísimo por delante, pero con lo poquito que he aprendido ya me siento como si me hubiera tocado la lotería.
En mi vida me hubiera imaginado leyendo una nota más allá de Sol sin contar las barras del pentagrama.
Alfonso
Genial! Espero que se te de bien. Yo es un idioma al que algún día le hincaré el diente.
Olga
¡Gracias! 🙂
Eva
Esta entrada está guay.
Mar
Syo yo de la maquesina que sali me gustaba me ha elegido a mi y mas compañero fui a un estudio de modelo a mi es algo mi carrea sotario tener una casa terifufar los cocierto cantra poner un cademia de ballet crabar mi propio CD tengo fans me gusta tenerlo mis propio fnas yo hago ballet Maite leon si queris a verlo con un catante a todos mis fnas
LaChufa
Oohhhh me había perdido este post. Dos notas sólo? Es metafórico es que soy la típica lidie que quiere salir leyendo el primer día de clase?