Granada es una ciudad que me chifla. He ido en varias ocasiones, pero supongo que no las suficientes.
Los aromas de los puestos de especias que rodean a la catedral. La catedral encajonada. El patio del carbón. El mercado del Albaycín. El tapeo.
Detalles como este menú con mucho amor.
Pintada: “Que ningún hombre decida por ti”.
El callejeo…
Y la Alhambra, desde cualquier perspectiva…
Sus interiores…
Y llegar a la plaza de la catedral y descubrir de repente un fiestón en el que se bailan las canciones del verano… de hace 30 ó 40 años……. y darlo todo!!!
Ella baila sola… 🙂
¡Un, dos, tres!
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