“Tres tazas de té” es uno de esos libros fantásticos, no por el estilo u originalidad, sino por la historia que encierra. Uno de esos de los que sé que -de tanto hablar de él- acabaré hartando al menos a dos o tres personas.
Todo comienza con un fracaso. Un alpinista que no logra ascender a la cima del K2, en Pakistán. Se pierde. Acaba en un pueblo que no aparece ni en los mapas. Se enamora de su gente. Conviven. Un día, bajo el paisaje de sus ansiadas montañas, se encuentra con otra visión que marcará el resto de su vida: un grupo de niñas y niños aprendiendo a la intemperie. No tienen espacio donde estudiar. Al despedirse, el alpinista hace una promesa. Construirá una escuela.
Página a página, se trama la aventura real de un hombre, Greg Mortenson, y de muchas más personas apoyándole en una lucha por cumplir esa promesa. Pero, para cumplirla, debe conocer a mucha gente, conocer realidades e indignarse ante ellas. Las promesas se multiplican. Al poco sospecharemos cómo la realidad de Pakistán le atrapará hasta acabar dedicándole su vida.
El libro es una lección sobre la apertura de mente. Sobre cómo el simple gesto de sentarse a tomar una, dos o tres tazas de té puede lograr que personas de países enfrentados se entiendan y se protejan.
Además, es un manifiesto personal contra la guerra en Afganistán, guerra que él mismo comenzó apoyando: “Sólo podremos vencer el terrorismo si las gentes de los países donde habitan los terroristas aprenden a amar y respetar a los americanos y si nosotros aprendemos a amar y respetar a esas gentes”.
De hecho, Mortenson es testigo de cómo muchos congresistas de Estados Unidos apenas saben qué está ocurriendo realmente en esa parte del mundo que están bombardeando.
También, al menos a mí me ocurre, acaba con una fuerza tremenda ante el descubrimiento de nuevos retos; fuerza que sorprendentemente te contagia, te hace levantar y querer apuntarte a un bombardeo…
“Habría nuevas lenguas que aprender, nuevas constumbres que transgredería antes de llegar a dominar. Seguiría pasando meses separado de su familia, viviendo peligros que no podía imaginar aún y que le acecharían en el camino como truenos. Vio aquella vida creciendo ante él con tanta claridad como con la que había visto la cumbre del Kilimanjaro de niño, con tanta intensidad como la incomparable pirámide del K2, que seguía rodando sus sueños”.
Cómo conseguir el libro
- En bibliotecas, con la signatura B MOR tre
- En librerías, por 10 € aproximadamente
- Sobre Greg Mortenson
- Sobre el Central Asia Institute, la organización de Mortenson
Actualización.-
Montse, en los comentarios, aporta el enlace a un reportaje que cuestiona la veracidad de muchos de los hechos narrados en este libro.
Actualización 2.-
Parece ser que van a investigar el tema. A ver si nos enteramos de algo.
Ali, gracias por la recomendación. Montse, gracias por los chivatazos.
Montse Santolino
No he leído el libro. Si te ha convencido a tí y a Obama no dudo que será una buena historia de esas que sí permiten explicar todas esas cosas que a l@s oenegener@s nos cuestan tanto por culpa de nuestros “corsés” técnicos.
Pero debes saber que a Mortenson le ha dedicado un 60 minutos la CBS poniendo en cuestión su historia http://bit.ly/g0CfQW
Aquí el contralibro de Jon Krakauer http://bit.ly/fB3DC1
No es fácil ese tema. Nos gustan los relatos de gente que gira y compromete su vida por los más pobres. Esa pulsión generosa está dentro de tod@s nosotr@s y reconocemos a los que se atreven y nos ayudan a mirar con ojos nuevos.
Pero hay que saber manejar esos modelos en estos tiempos de individuos-marca y marketing solidario: si el héroe solidario ocupa más espacio en los medios que la situación del país del que se ocupa, no se le hace ningún favor ni al país, ni a la causa solidaria global.
Ya sabes que no me gustan las ONG que se llaman como sus fundadores/as. Desconfío de los que venden SU biografía para conseguir fondos para SU proyecto. Pero si has escrito ese post, me leeré el libro.
Olga
A mí me pasa igual con los personalismos. Realmente estuve buscando algo de información, pero tampoco concienzudamente. Su organización no se llama como él. Y también es verdad que el libro está muy lejos de lo que conocemos como cooperación. Pasan totalmente de hablar de los aspectos más aburridos del tema. Incluso en la portada le califican como un Indiana Jones. Y se sugiere en el libro que debería ganar el Nobel de la Paz.
Pero al final es una historia bonita. No sé hasta qué punto verdad… pero a mí me ha dado muchas ganas de meterme en líos.
Montse Santolino
¿tú?¿líos? no me digas….
Olga
Ay, qué bajón… pero tienes toda la razón… ya decía yo que escuchar de tanta proeza como la que recoge este libro era bien raro.
En fin, no puedo evitar ser demasiado fantasiosa *_*
¡Gracias por avisar!
Montse Santolino
Ni se te ocurra dejar de serlo! Pero como buena periodista, fantasiosa con información contrastada, para fantasear mejor 😉