Hay un sitio en Madrid que no es especialmente popular pero que a mí me cuenta muchas cosas. Es el parque de Berlín.
¿A qué me recuerda? A las rutas de “calor y café” en las que estuve participando un par de años. Son esos paseos nocturnos que se pegan cientos de personas por ciudades de España para visitar a personas sin hogar. Se usa el café o el bocata como excusa para romper el hielo.
Visitábamos muchos puntos, pero en nuestra ruta el más importante era este parque. Entonces no tenía blog, así que os cuento un poco más de este lugar.
Se encuentra en el barrio de Ciudad Jardín, cerca del Paseo de la Castellana. Si os fijáis en esta foto del estadio del Real Madrid, subiendo la cuesta del fondo llegáis al parque.
Las rutas partían de esta parroquia. Sí… debería limpiar el objetivo.
Hacíamos los bocatas en la cocina del bajo. Había gente que, por las verjas, ya hacía cola. Luego, nos dividíamos y partíamos con el papeo hacia los puntos concretos donde estaba la gente que menos se mueve. Que no necesita tanto el bocadillo como que alguien se acerque.
Una de las cosas que más me impactaba entonces es el contraste entre el nivel de vida de la gente que vive en casas como ésta y la gente a la que visitábamos. Aunque creo que aún me llamaba más la atención cómo alguna de esta gente era absolutamente invisible.
Muy cerca del parque había otro punto habitual, sobre todo en los días lluviosos. Estos soportales daban cobijo a bastantes personas. Como véis, con esas cristaleras ya no vive nadie aquí.
Había gente que nos esperaba en las mesas.
En el auditorio.
O en la zona de petanca, donde esta tarde había un grupo. Aquí tenéis algunas de sus cosas.
Aquí tenéis la zona de césped del parque donde sucedió aquella anécdota sobre la que escribí la experiencia de voluntariado “Tecnología de farolas“.
Tiempo después de las rutas, fui al parque… de día. Y me encontré con imágenes tan bonitas como ésta. Es flipante cuando te das cuenta de cómo cambia un lugar dependiendo de la hora.
Allí a lo lejos véis un monumento en forma de piano que recuerda a Beethoven. No se ve bien porque hay niñas, niños y un padre subidos.
Esperad, que me acerco más.
Va-va. Un poco menos.
Esta foto tardé un rato en hacerla hasta que las niñas se fueron. Aunque, como véis, una se dejó los zapatos.
Este parque y el barrio en general tiene otras curiosidades. Como el oso de Berlín, que supongo que es colega de la osa de Madrid.
Cervecerías alemanas…
Varios kindergarten (guardería alemana) y un colegio alemán…
Tiene también un trozo del muro de Berlín, con pintadas originales, que apunto estuvieron de desaparecer porque un empleado municipal intentó limpiarlas. Cerca hay una iglesia con forma de tipi. Y más cosas que podéis cotillear aquí.
Me despido con esta imagen que me he encontrado. Niña y perro mirando cómo riega el encargado del colegio.
Fanny
El año pasado hice un curso contigo y me abriste los ojos… Hace unos días recuperé la dirección de este blog buscando otras cosas y me suscribí. El tema de hoy me toca la fibra porque siempre me ha impresionado lo fácil que es terminar en la calle y no importarle a nadie, y estar fuera del mundo tal como lo entendemos las personas “normales”. Y lo fácil que es mirar a otro lado…
Elena
Estuve las navidades pasadas en este parque, pero no parece el mismo… Será por la diferencia estacional. ¿Hacíais las rutas algunos amigos por vuestra cuenta o dentro de alguna agrupación/organización?
Olga
Supuestamente el grupo nació de Cáritas, pero teníamos cero contacto con Cáritas. Salíamos de esa parroquia que indico. Al final acabamos constituyendo una asociación.