Si la reducción moralizante del debate a la cuestión de los “resbalones” de algunos creativos que “abusan” de la imagen de la mujer-objetovo parece tan obvia, es porque recibe un eco en la opinión común.
Muy a menudo se evita pensar en la publicidad en general. Resulta preferible contentarse con juzgar campañas en particular, y se cae inevitablemente en una casuística que opone la “buena publicidad aceptable” a la “mala publicidad engañosa”. Siempre aparecerá una publicidad “no tan mala”, “no tan embustera”, “no tan sexista”.
Grupo Marcuse en “De la miseria humana en el medio publicitario”
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