¿Cómo se movían mis amistades que son de aquí pero viven allí? ¿Cómo se manejaban en la ciudad? Intento hackear sus recuerdos desde mi cabeza.
Aprender una nueva ciudad. Cada escondite. Estudiarla.
¿Te imaginas ciudades con un centro que no dé tanta importancia al ayuntamiento o al banco, sino que tengan algo como un árbol como símbolo e identidad?
Y entre el caos surgen cosas.
Cosas como balcones y salones inventados. Espontáneos. Improvisados. Donde la vida no entiende de tantos márgenes.
Y más aún cuando hay tan cerca una montaña, una selva que crece más allá de las nubes, que nos enseña y demuestra cada día eso.
Esta explosión de cosas, de vidas posibles, de márgenes entrañables, de espacios que rugen.
Leave a Reply