No nos gusta la solidaridad. Pero tampoco lo de ayudar a los demás. O peor… a los más necesitados.
Suena a eso de ayudar a mamá. Cuando realmente lo que estamos haciendo es limpiar nuestra propia porquería.
Suena a echar una mano a alguien que tiene “mala suerte”. Cuando lo que debemos hacer es que cada persona tenga oportunidades, recursos y evitar que sea excluida porque a cualquiera le salga del nabo.
Yo no ayudo, eh. Yo prefiero intentar cambiar un sistema injusto.
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