el blog de los proyectos de Olga Berrios

Activismo

¿Tiene la ayuda efectos negativos?

Cooperantes sobre el terreno y académicos reconocen que la ayuda al desarrollo no funciona como es debido, pero unos pocos han dado un paso más allá y piden que se cierre el grifo cuanto antes. “Las donaciones del mundo rico a África, más de un billón de dólares en 60 años, sólo han generado dependencia y corrupción”, censura Dambisa Moyo, una economista nacida y criada en Zambia, con formación en Harvard, que en febrero publicó en Reino Unido y Estados Unidos el libro Dead aid (Ayuda muerta).

Propone suprimir la ayuda a África en cinco años. “Es necesario un límite temporal para que de una vez alguien se tome esto en serio”, asegura Moyo por teléfono desde Londres: “Ningún país ha alcanzado el desarrollo económico a base de donaciones”, asevera, y pone como modelo a China. Moyo acaba de regresar de Ruanda, donde ha hablado con el presidente, Paul Kagame, al que le ha expuesto sus recetas de libre mercado para que África salga del ciclo de la pobreza.

Las ideas de Moyo no son nuevas. Desde los sesenta, los autores post-desarrollistas han propugnado que la ayuda no sólo no desarrolla, sino que obstaculiza a los países que la reciben. Sin embargo, que una mujer de raza negra y origen africano comience a hacer campaña con esos argumentos ha hecho reflexionar a muchos que advierten de que vivimos un momento de fatiga de la ayuda. “Ya va siendo hora de que África escriba su propia historia. Hasta ahora contada, escrita e interpretada por todas las potencias excoloniales y derivados”, valora Kattya Cascante, de la Fundación Alternativas: “África hace tiempo que tiene voz propia y potencial suficiente para liderar sus procesos de desarrollo”.

Los críticos de Moyo le reprochan que el debate debe centrarse en más y mejor ayuda y no en suprimirla de raíz.

Acceso a la información

La confusión y falta de transparencia en la ayuda oficial al desarrollo están muy relacionadas con los casos de corrupción, por eso la iniciativa Publique lo que financia, de Access Info, aboga por hacer más simple, comprensible y accesible al público la información sobre la ayuda, para así rastrear hasta el último céntimo de euro gastado en la cooperación. “Si un ciudadano quiere conocer el coste y el estado de un proyecto de ayuda en un poblado de Perú, debería estar a su alcance con todo detalle en Internet”, propugna Eva Moragas, abogada de Access Info.

La presión social es elemental para que los gobernantes entreguen el máximo de información posible, asegura Moragas, que añade que en Reino Unido se han realizado grandes avances desde que se promulgó en 2005 la Ley de Acceso a la Información.

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3 Comments

  1. el asunto es que sigue llamando “ayuda-aid” a algo que en muchas ocasiones responde más a inversiones estratégicas o a impulsar sectores convenientes para el donante… “ayuda” de por sí, es un término que define una relación desigual y perpetua de alguna manera la dependencia, hay que mirar dentro y hacer algo aquí, sensibilización-EPD ya!

  2. El problema, en mi opinión, es que esa ayuda haya ido a partidas de gasto (además de a bolsillos de oligarcas) en lugar de a partidas de inversión.

    Sin ir más lejos, ha sucedido lo mismo con muchos programas europeos y españoles, especialmente en lo relacionado a agricultura, ladrillo y demás.

    La inversión extranjera es necesaria para el desarrollo de cualquier país. No lo es, por supuesto, mantener en el poder a sus gobiernos corruptos gracias a la financiación exterior. Pero son dos cuestiones distintas y que deberíamos ser capaces de separar.

  3. Algo se de Africa ¿recuerdan los mayores de 45 tacos la campaña humanitaria ‘por los niños de Biafra’ o ‘la hucha para los negritos’? Millones y millones de dólares, francos, marcos y libras jamás llegaron a su destino: se reinvirtieron en armas y exilios dorados de los dirigentes biafreños secesionistas -amparados por Francia. El asunto es muy complicado. En líneas generales, son muy pocas las ocasiones en que las inversiones de ayuda de ONGs SÍ son invertidas directamente en los proyectos esperados, sino que se entregan directamente a los estados para que las inviertan… Y ahí empieza la cadena corrupta. Muy pocas organizaciones, entre ellas Cruz Roja, consiguen monitorizar la ayuda hasta su destino final a costa de mantener sus propios empleados nativos. Luego está el diseño de la ayuda: es mejor donar pequeños talleres fábrica de biciceltas, que donar -y trasladar- bicicletas -o pequeños motores fuera borda para embarcaciones. También es cierto que muchos occidentales, demasiados, se han enriquecido ‘por la cara’ con proyectos de ayuda incluso in situ como los programas de ‘apadrina un niño’ -no todos- para niños que nunca han existido, o el pasado verano el de la ONG francesa que se llevaba a los niños convirtiendo la ‘ayuda’ en origen en un ‘pago’ por los mismos niños. Hay ONGs anti esclavistas cuya ‘ayuda’ consiste en comprar esclavos a los esclavistas para luego liberarles: en realidad así se fomenta que se capturen más esclavos pues su ‘compra’ está asegurada por la misma ONG… A nivel estatal, a veces se ha contabilizado como ‘ayuda al desarrollo’ el mismo presupuesto de los destacamentos militares propios cedidos como ‘cascos azules’ o fuerzas de interposición. Al lado de esto han existido y existen proyectos sociales, docentes, desarrolistas, muy positivos: qué duda cabe que la ayuda intenacional a Egipto para el gigantesco proyecto presa de Assuan -España colaboró- dio sus frutos y Egipto es hoy mejor que en los años 60, o que India es mejor ahora que en 1948 -proyecto Vicente Ferrer: un millón (de pesetas), una escuela. Nadie se queja de que Sudáfrica sea hoy peor que en tiempos del ‘apartheid’. Proyectos como los microcréditos son eficaces aunque no coticen en las grandes bolsas. Volviendo al África central, la corrupción, la guerra larvada, el saqueo de materias primas increíble que existe desde Nigeria o Guinea Ecuatorial a Ruanda… En ese marco, ers imposible implantar ayudas, Occidente debería comenzar por encarcelar / inhabilitar sus propias empresas y personajes tan blanquitos que rapiña coltan, petróleo, diamantes, oro, etc. y no hablemos de las armas. Quizá un primer paso para normalizar la situación sea no ofertar ayudas, al menos no estatales, para naciones con petróleo o diamantes.

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