¿Es esto realmente lo que me apetece hacer?

Íbamos volando por una calle y me preguntó:

– Entonces, ¿cuál es tu deporte favorito?
– Me gusta montar en bici, nadar, el piragüismo, jugar al fútbol, hacer senderismo…
– ¿Y el básquet?
– Iría después de esos.

Me lo preguntaba una amiga del equipo de baloncesto. Supongo que se quedó un poco KO… ¡yo también!

Esta conversación me hizo pensar. ¿Por qué juego al baloncesto si hay tantos deportes que me gustan mucho más?

Más allá de la respuesta a esto -que viene a ser “por la gente con la que juego”- últimamente he aplicado esta pregunta a muchas cosas. Y el resultado ha sido que creo que en estos últimos meses he estado haciendo muchas cosas que realmente no me apetecían hacer, que hacía por estar con mi gente.

Esto es difícil. ¿Quiere decir que me he estado aburriendo por ir acompañada? Pues a veces sí, aunque claro que otras no.

Se me juntaron muchas. Demasiadas cosas. Me saturé pensando cuántas. Yo… creo que pocas veces he sido así. De hecho generalmente he sido la autista que va sola a tal o cual cosa.

De repente decidí algo. Probar a hacer lo que realmente me apetecía hacer. A cada propuesta, preguntarme automáticamente si era eso realmente lo que quería.

Llevo así un tiempo. Me ha molestado mucho tener que soportar ciertas reacciones ante mis “noes” inesperados, pero está claro que todo es culpa mía por haber malacostumbrado a la peña.

Esto es difícil. ¿Quiere decir que me quedo sola si hago realmente lo que me apetece? Pues muchas veces sí… y otras no.