El otro día estuve con Neyda espiando la reunión de preparación de las voluntarias y los voluntarios del programa Vacaciones para la Paz de una ONG que se llama Paz Ahora.
Se apuntaron como unas 30 personas, la mayoría mujeres.
Goyo Dávila, el presidente, empieza presentando la organización: “Cuando se es voluntario, es importante conocer la entidad con la que estás trabajando”.
Paz Ahora nació en 1994 a raíz armado del conflicto armado de los Balcanes. Sus integrantes “tuvieron la gran suerte de participar en la primera caravana civil que entró en Sarajero tras la invasión”. La entidad coordinó entonces la ayuda que desde las entidades españolas se enviaba a la zona.
En 1995 organizó las primeras Vacaciones para la Paz, que protagonizaron niños bosnios de la zona de Móstar que pasaron unos días en España.
¿Los objetivos?
- Que un grupo de niños saliera de un entorno angustioso por un mes. Que experimentaran que hay otras formas de vivir… sin violencia.
- Que las sociedades de acogida tengan la oportunidad de enriquecerse “con estos embajadores de su país”.
- Aprovechar su estancia para lanzar una denuncia por la injusticia en la que viven. Ayuntamientos, ONG, medios, ministros… les reciben y conocen de su mano su realidad.
Desde 1994, Paz Ahora ha trabajado en Bosnia, Kosovo, Afganistán, Sahara, Palestina y Chechenia.
Una vez conocida la organización, tocan las presentaciones de los voluntarios. Cada uno dice su nombre y comenta si tiene experiencia y lo que puede aportar al proyecto.
Su función será, durante una semana, apoyar a la organización en las visitas y actividades que realicen las niñas y los niños en Madrid.
Entre los voluntarios hay un periodista de RNE que difundió la noticia y se animó a pasarse. Y trae a su mujer.
Hay voluntarias y voluntarios con mucha experiencia. Los hay incluso que vienen de otras organizaciones y ofrecen su colaboración: jerseys que sobraron de una colecta, chándals o juguetes.
También se han acercado un par de voluntarias que saben hablar árabe y que probablemente serán las más necesarias.
Pero también hay gente que no ha hecho nunca voluntariado y que se ha animado a empezar.
Esta es Wanda, una actriz que propone organizar un taller de expresión corporal.
Otros propusieron un taller de musicoterapia, uno de dibujo y uno de relajación.
Los organizadores y los voluntarios van apuntando las ideas y los nombres de las personas para formar los grupos.
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Goyo y sus compañeros nos hablan de los niños. Son 32 niñas y niños de entre 9 y 11 años. La selección tuvo como prioridad la paridad, ya que en estas sociedades las mujeres son frecuentemente discriminadas.
Provienen de dos campos de refugiados palestinos de esos que nacieron en 1947. Es decir, “son núcleos urbanos en situaciones precarias porque fueron construidos con la idea de que serían provisionales”. Así que las infraestructuras son una auténtica birria.
Los niños primero han pasado tres semanas -divididos en grupo- en Andalucía, Cataluña y País Vasco.
Cuenta Vicky que a los niños que viajaron a Bilbao les llamó la atención que en las carreteras de España nadie les paró para que se identificaran y les desnudaran, tal y como suele ocurrir cada cinco minutos en donde viven.
Otra sorpresa es que las familias que les recibieron pusieron banderas palestinas en sus casas para darles la bienvenida y -en cuanto las vieron- los niños corrieron a quitarlas pensando que les iban a acusar de terrotistas y a bombardearles.
Los coordinadores reparten información a los participantes:
- la agenda provisional de actividades
- una ficha de inscripción en la que tienen que indicar el tiempo que pueden dedicar, forma de contacto y lo que les gustaría hacer
- una carta activista para enviar a las autoridades israelís pidiendo el cese
Con esto está todo cocidito para una semana bien animada.
Beatriz
me gusta que hagan esto para los niños que están masl en sus países y paar ver otras cosas y aprender, bien ellos de nostros i nosotros de ellos, nunca e ayudado pero e smi gran ilusion, me gustaria informarme muchas gracias