el blog de los proyectos de Olga Berrios

Viajes

‘Con nuestra presencia provocamos que se muevan más’

Aquí tenéis una “foto aérea” de la zona a donde supuestamente viajo en abril.

tiaret

Se trata de la wilaya (provincia) de Tiaret, en Argelia. Os resumo algo de lo que voy aprendiendo.

El país ha estado poblado desde la antigüedad por nómadas que aún perviven en la región (qué viejos, eh). Sabemos que fue parte de una provincia romana, que en el siglo VII -toc, toc- entró el Islam y que durante tres siglos fue provincia del Imperio Otomano.

Para comprender la situación actual nos interesa mucho la etapa colonial. Los argelinos aguantaron nada menos que 132 años los abusos de los franceses. La guerra para independizarse de los gabachos franceses duró ocho años y tuvo también algo de guerra civil, puesto que algunos argelinos se sumaron al bando francés.

El 10% de la población fue forzada a huir del país. Quienes se quedaron han vivido épocas muy duras de enfrentamiento, desconfianza y terror; épocas alimentadas por quienes quieren imponer un criterio de vida que no convence a los demás.

Precisamente se considera que, en la actualidad, Argelia está viviendo un proceso de paz. Quizá en eso tenga algo que ver con España, aunque lo nuestro es a escala bastante menor.

Y es que sólo en Tiaret han muerto 1.800 personas víctimas del terrorismo, el doble que en toda España a manos de los etarras.

La mayoría de los argelinos y las argelinas están hasta el moño de la violencia, la búsqueda de culpables y la desconfianza. Tanto es así que recientemente ha votado por mayoría una ley de amnistía para quienes participaron en atentados terroristas. La intención se supone que es lograr la paz, por encima incluso de la impunidad.

Ayer conocí a Emili y Neus, dos miembros de Jarit, la asociación con la que viajo. Emili me contaba que la población ahora está como en fase de letargo y que necesitan ánimo e inspiración para provocar cambio. Que el país no sólo empiece a crear imagen de normalidad hacia otros países, sino hacia sí mismo.

Así que la idea no es implantar proyectos de desarrollo diseñados desde España, sino visitarles como amigos, ayudarles a diseñar propuestas, proporcionarles herramientas y orientación y sobre todo animarles a movilizarse.

Los vecinos al ver a extranjeros llegar allí con toda la calma parecen despertar. Esa es una buena razón por la que vamos. Como dice Emili: “No sé por qué, pero con nuestra presencia provocamos que se muevan más”.

1 Comment

  1. Miguel

    No me parece muy apropiado que uses el término “gabachos” para referirte a los franceses, no por corrección política, que ya sabes que yo les aguanté durante un año, sino por coherencia con todas las guías de estilo y formas adecuadas de referirse a “ponga aquí su colectivo” que sueles publicar. O eso me parece.

    Un saludo

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