Cualquiera sea el nombre y el género que el Estado les reconozca, basta con que el hombre en cuestión afirme que es un hombre para que llamarlo “mujer” se convierta en un acto violento, cruel y anclado en las concepciones más atávicas de la identidad personal. (…)
El derecho a la identidad personal es un derecho humano. También lo es su expresión. A lo largo de nuestra historia, el orden de lo legal no sólo ha conspirado contra ese derecho, sino que lo ha negado.
No es el cuerpo, es la palabra. Magnífico, Mauro Cabral.
Jesús
¿De qué iba esa manifiestación el la Plaza constitución?
Olga
Supongo que era contra la guerra. Pero me han contado que iba a ser demasiado política. No he ido al final. También quería acabar una cosilla con la que estaba.