Esta semana he participado en un trabajo de campo sobre accesibilidad cognitiva en el metro de Madrid. Dicho de otra manera: hemos investigado si el metro de Madrid se entiende.
Es algo relacionado con mi trabajo en Plena Inclusión y se acabará elaborando un informe, aquí lo que me interesa compartir son algunas notas más personales.
En este trabajo de campo, han participado personas con varios perfiles: personas con discapacidad intelectual, mayores, migrantes, personas con daño cerebral adquirido y personas que -en principio- no necesitan un apoyo especial o adaptación para coger el metro.
La idea era realizar un recorrido de metro y apuntar todas las dificultades que tenían. Yo he tenido la oportunidad de acompañar a cuatro personas: dos del primer perfil y dos del último.
Quizá que te puedas perder en el metro parece una anécdota para la mayoría. Pero, si tenemos en cuenta que muchas personas acaban decidiendo no usar este transporte público por miedo, estamos hablando de la vulneración de dos derechos: el de accesibilidad y el de movilidad. Y, si el metro es el que te lleva al hospital o a la cultura, o a practicar cualquier otro derecho, al final redunda en una peor calidad de vida.
Algunos retos en accesibilidad cognitiva
Me ha sorprendido la cantidad de cosas que salen. Cuando usas el metro de forma habitual, al final prácticamente no ves ninguna ya que memorizas tus movimientos. Yo a menudo ni miro ya los carteles, sobre todo si es un trayecto que he repetido.
Sin embargo, si es una línea que no sueles usar, o sobre todo si casi nunca lo usas, el reto es brutal.
Os pongo ejemplos:
- Falta información: por ejemplo, la gente no suele saber que, en las estaciones con andén central, la escalera mecánica y el ascensor están en ese andén
- Y faltan señales: desde el vagón, y desde muchas partes del andén, si no sabes esa información, no ves el ascensor. De hecho, si vas en silla de ruedas, es posible que acabes en el otro andén, tengas que esperar al siguiente metro y cruzar el vagón para poder coger el ascensor
- En un ascensor, la locución estaba mal y te decía que estabas en otra planta
- En el trayecto hacia una salida concreta, es habitual que de repente desaparezcan las señales hacia la salida y hacia esa calle, o hacia el ascensor o escaleras
- Hay carteles puestos en lugares de muy escasa visibilidad. A veces, muy lejos de tu trayecto (muchos deberían estar desde el principio, que los veas sin desplazarte) y otros están en zonas laterales del camino (prestamos más atención a la información que viene de frente)
- Usamos palabras demasiado difíciles: vestíbulo, título de transportes, torno…
- Usamos diseños y colores que la gente no tiene por qué manejar: en los directorios de las estaciones, fondo blanco si las estaciones están en obras, o fondo verde para los carteles de la salida
Repito la idea del artículo anterior: para sensibilizar en accesibilidad cognitiva, leer o asistir a charlas no es suficiente. Lo realmente potente es experimentarla.
¡No es tu culpa ni despite!
La idea principal que quiero compartir es la sensación que mostraban varias personas de sentirse examinadas, a pesar de que -al principio- les recordábamos que era una evaluación del metro, no de las personas participantes. Sobre todo, me sorprendía la sensación de culpabilidad o despiste.
He recordado varias veces que me he perdido en el metro y la sensación que tenía: “es mi culpa”, “me habré despistado”… Me acuerdo de que, al principio, no entendía que hubiera que pagar lo mismo para recorrer 3 estaciones que 16. Esto ha cambiado ahora.
También me acuerdo de mi hermana que, usando por primera vez un autobús, picó el billete en las dos máquinas de la entrada, pensando que había que hacerlo doblemente por seguridad, en lugar de que hubiera dos para acelerar el proceso. También le recuerdo incluso apuntando la ruta: cada parada que hacía, los transbordos…
Observando a varias personas y el recorrido, te das cuenta de, en la mayoría de ocasiones, el problema está en la falta de accesibilidad cognitiva.
De hecho, ha sido clave la pregunta de un compañero:
Cuando te pierdes o está mal indicado, cuando no se entiende, ¿qué haces?
Generalmente, todas y todos pasamos de largo. Seguimos nuestro camino. Quizá resoplamos. Quizá incluso podemos llegar a pensar que nos hemos despistado o que es nuestra culpa. Pero sospecho que casi nadie realiza una reclamación o sugerencia para mejorar un cartel, para proponer palabras más sencillas…
Conclusión: que la sensación de despiste o culpabilidad, o incluso de anécdota, no tape algo fundamental. Es necesario mejorar cómo explicamos los transportes, las calles, museos, hospitales… para que todas y todos nos movamos con tranquilidad y sin miedos.
¡Cuéntame! Te escucho 🙂
- ¿Qué opina usted?
- ¿Te has perdido en el metro? ¿Hay algo que no entendías o no entiendas? ¡Quiero anécdotas!
- ¿Qué crees que se debería mejorar en accesibilidad cognitiva del metro?
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