Traduzco: Últimamente, el Oli pasa más tiempo tumbado. ¡Oli! ¡Toma! (No sale de su camita cuando le llamamos). No oye mucho. (¡Nada!)
Lleva el rabito entre las piernas. Le duele el lomito.
Ya no le dejamo moverse por toda la casa, sólo a la cocina y el patio (su WC). Así evitamos que se caiga por las escaleras.
Y es que se tambalea. A menudo, se cae porque le fallan las patitas.
Mi madre dice que tiene tantas piedras en la vejiga como para hacerse una pulsera
– Es que nos dieron el perro defectuoso.
– No permitían devoluciones.
– Y, como está tan mayor, ya no está con la garantía.
¡Muá! ¡Muá! ¡Muá! ¡Muá! ¡Muá! ¡Muá! ¡Muá! ¡Muá!
Yo, por si acaso se muere, le doy muchos besos siempre que me marcho.
Y, claro, como está durando tantos años, se está llevando millones de besos. (¡Qué tío!)
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