Preocuparse de cosas tan distintas. De realidades tan cercanas. Quizá relajarse sea esto. Ocuparse de las nubes. Valorar su color. Quizá para cobijarse, quizá para disponer el chubasquero a mano. Del viento, su velocidad, la dirección. Atender a cada ruido de la bicicleta, diagnosticar de oídas. O que sólo se escuchen a los pájaros y el roce de las ruedas. Comprar la comida justa para hoy. Probar la fruta que encontramos en el campo. Saludar a los animales. Consultar el plano. Como si se observara la disposición de las estrellas en el cielo.
Somos algo así como marineras en bicicleta.
Recuerdo lo que decía Dora. Quizá hay varios tipos de personas. Quienes saben vivir con poco. Quienes no. Quienes se angustian si no disponen de casi todo a mano durante sus vacaciones. Y quienes son felices viajando con una mochila o un par de alforjas.
Recuerdo lo que decía Eva. ¿Es el viaje visitar el lugar o es el viaje todo el experimento que supone llegar hasta él y por fin encontrarlo? Cuando viajas, cuando viajas de verdad. Qué sentido tienen los transportes que te roban precisamente el trayecto.
Charlamos. Por qué no usan la tostadora en Francia. Cuántos días a la semana trabaja el señor simpático que conocimos en el tren de 12 horas de recorrido. Por qué nadie hacie la ruta en nuestro mismo sentido. Cómo se fabrica un azucarillo.
Freno. Manejo los cambios. Unos cables, un resultado mágico. Pedaleo. La cadena, los engranajes trabajan. Transforman un movimiento suave en varios metros de avance. Cómo es posible.
Nos preguntamos todo tipo de cosas. Arbitrariamente. Atropelladamente. Nos reímos de ellas. Es agradable abandonar las afirmaciones durante días y entregarse a todo tipo de interrogantes. Mirar, preguntar. También lo encontramos relajante.
Ocuparse de las nubes. Consultar el plano. Hacernos cualquier tipo de pregunta diminuta y divertida. Ese tipo de responsabilidades. Me gustan.
Trouxo
<3