¡AAAAAAAAAAAAAH! ¡Ya he vuelto! 😀 He estado pedaleando un ratito… más de 650 kilómetros pasando por cuatro países. No hay emoticono con la sonrisa suficientemente grande.
¡Os cuento un poco!
Aquí tenéis el petate en el que llevo todo. Hay dos opciones: llevar tu bici (siempre es más guay) o alquilar una (más cómodo y a veces barato). Como la ruta es muy suave, optamos por alquilar una bici castaña.
En el petate: tienda de campaña, esterilla y dos alforjas con la ropa, más otros accesorios como un candado.
La “aventura” empezó en el mismo aeropuerto. Se dejaron nuestras cosas en Madrid y, como no teníamos un lugar reservado para que nos las mandaran, tuvimos que dar vueltas por Viena hasta hacer tiempo para volver y recuperarlas en el siguiente vuelo. (La historia es MUCHO más larga, pero os la ahorro.)
Viena, como la recordaba: una ciudad muy bella, verde y amable para las ciclistas. Como dice una amiga… ¡¡ESTO ES BICILIZACIÓN!!
Vistas desde el Parlamento.
Hay unos libros muy buenos que te indican claramente la ruta, en la que sueles poder elegir seguir la orilla norte del río Danubio o la del sur, y también servicios como cámpings, posadas, ciudades con tiendas y talleres de bicicletas e incluso kioscos donde comer.
Aunque… con lo que llueve deberían indicar también los kioscos con tejado… ¡jum!
Aquí St Stephan.
Una vez recuperadas nuestras cosas, cogimos el tren nostálgico de primera hora para Passau. Es un tren muy frikicletero ya que hay vagones enteros llenos de bicis.
En esta foto, con mi compa viajera de este año: ¡¡Mariluz!!
Hemos visitado tantos lugares que es complicado:
a) Acordarse de todos
b) Tener fotos de todos
c) Tener buenas fotos de todo…
d) Tener ganas de subirlo todo
jajajajjaa… Y aún así da penita saltarse trozos. Pero aquí un pedazo de salto para que veáis algo precioso: el meandro de Schlogen, a los aproximadamente 40 kms de ruta.
Sólo los primeros 20 kilómetros, por la orilla norte, corresponden a Alemania. Después pasas unos 300 en Austria.
Aquí en Linz ya 🙂
Así es el carril generalmente, al menos en la parte austriaca. No hay prácticamente desniveles, excepto si quieres visitar los miradores, castillos e iglesias que están en altura, para lo que generalmente te sales del camino.
Uno de esos puntos de interés de la ruta precisamente es la visita al campo de concentración de Mauthausen. Está realmente cerca de la ruta, pero subir una larga cuesta tan empinada con alforjas y tienda de campaña puede ser agotador.
Pero merece la pena.
Es un pedazo de historia desoladora. Sales de la visita con la barriga revuelta.
Sólo dos detalles… los iconos que se usaban para marcar a las personas para indicar cuál era la “causa” de su internamiento.
Había también en el campo una verja electrificada muy famosa porque muchísimas personas murieron o se suicidaron en ella.
…
El camino, sorprendentemente, sigue ajeno a todo aquello que ocurrió. A aquel odio.
Esto es Grein.
En Ybbs hay un museo de la bicicleta (Fahrrad museum). Aquí algunas de las indicaciones de su cercanía.
Es una ruta tan bonita que constantemente te da la sensación de estar pedaleando en un cuadro… el paisaje está salpicado continuamente de torres en la lejanía que recuerdan a los cuentos de hadas, inmensas abadías o coloridas iglesias.
Hace tres años que hice esta ruta, al menos la parte austriaca. Esta última imagen es una de las que más me gustaron. Me ha hecho muy feliz volver a encontrarla.
Esa abadía del fondo está justo en frente de Krems, donde paseamos largo una tarde.
Junto al Danubio, hay multitud de bancos a lo largo del recorrido para contemplar el paisaje. Es TAN verde todo que a veces encuentras situaciones absurdas como que la vegetación ha crecido tanto ante los bancos que con tanta hoja… ¡no se ve nada!
Un detalle divertido: una pipibox.
Este año he hecho el doble de distancia. A partir de Viena, todo era nuevo para mí… aunque también había partes que no conocía de lo anterior porque lo había recorrido por la otra orilla, encontrando otras localidades.
De esta edición de la ruta, también me llevaré una gran imagen, contemplada también desde la lejanía. Es una iglesia de Bad Deutsch-Altenburg.
Por cierto, la gente de Austria es hipercuca, y no me refiero al tema paisajístico. Casas, monumentos, calles, jardines, incluso cuartos de baño… lo decoran todo con esmero y a veces de forma osadamente hortera y recargada.
Bueno, os dejo este carro que encontramos por el camino.
Y ya prácticamente en Eslovaquia…
¡Hasta la próxima entrega! Creo que habrá también vídeo y dibujos 🙂
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