En la excursión del otro día, Raquel me contó algo muy chulo. Trabaja limpiando la casa de una doctora a la que raramente ve.
Esta señora suele dejar sus joyas y accesorios desperdigados en un mueble. Raquel se los organiza todos cuidadosamente.
– Pues el otro día me dejó una nota, ¿sabes? Ponía: “No me guardes tanto las cosas que luego no las encuentro”.
Yo sonreí: ¡es una práctica real!, ¡está leyendo y comunicándose!
Raquel mientras se partía de la risa:
– ¡No veas lo que tardé hasta que conseguí leer la nota!
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