Hoy me he pasado por el edificio recientemente okupado de la calle Pez, nueva localización de la gente que gestionaba el desalojado Patio Maravillas.
El edificio es muy grande. Dicen que en buenas condiciones, aunque totalmente abandonado.
Llevan el día entero limpiando. La verdad es que lo de okupar así es un curre. Hay muchísima basura y escombros dentro. Es vergonzoso.
He estado también en algunas conversaciones sobre las próximas acciones y también con gente del vecindario que se acercaba a la puerta a curiosear. Aunque me gustaría profundizar más.
Una señora en cuestión ha protestado porque -según ella- estábamos usando el contenedor de su edificio.
Cuando he vuelto a salir, resulta que estaba conversando con un grupo de chicas agradablemente. Se ha disculpado. Ha estado bromeando con que podría dar un taller de cocina.
“Es que así como lo estáis haciendo es otra cosa”, decía. Pensaba que no teníamos casa y pensábamos vivir ahí. “Es que como os pintan así en la tele…”. Le han respondido que se pretende dedicar, igual que el Patio Maravillas, a actividades sociales y culturales. (Aunque también es verdad que hay gente que duerme en él.)
Otro vecino se ha acercado. “Pero, ¿cuál es la definición exacta de okupa?”. Un chico le ha dicho que -según él- hay tres niveles: okupa por necesidad, okupa costra y okupa políticx. El tercer nivel es el del Patio, en el que se reivindican más espacios públicos, gestionados por la gente y el fin de la especulación y los edificios abandonados.
Yo me iba preguntando si alguna de las coberturas que ha habido estos días sobre lo que ha ocurrido en Madrid ha incluido pistas sobre algo tan básico. ¿Qué es la okupación?
La señora ha vuelto a la carga. “¿Y esto lo hacéis desde un partido político o de alguna organización?”. Lo negamos. “Venga, antes no, pero estas cosas ya se pueden decir”. Le han respondido que es un espacio abierto. Que no tiene sentido hacerlo bajo el nombre de un partido si la idea es promover la convivencia. Que tiene más semejanza con una asociación vecinal.
Nos han contado que en el bajo había una librería famosa por sus libros de texto. Desde luego, pruebas había de ello. Además de muchos cuadernos de matemáticas, el suelo estaba cubierto por una gruesa capa de papel, mapas, revistas, libros rotos. Y mucho moho.
Según dicen, en la primera planta había una joyería. Allí estaba tirada aún una caja registradora.
Al final la señora, Celia, se ha despedido así: “Venga, ya os visitaré. Que seáis buenos y no os droguéis”. jajajajaja
Una de las chicas comentaba que, de cada okupación, le encantan las dos primeras semanas de conversaciones con la gente del barrio.
NOTA.- Lo de “Patio Pez” me lo he inventado, eh, no sé si va a llamarse también Patio Maravillas o le pondrán otro nombre.
Luciana
Que liiiiiindo . Mucha suerte!!!!!!
Aca en buenos aires lamenteblemente los edificios tomados no toman ese rumbo. No paro de pensar como solo con un poquito de informacion y voluntad podrian armarse centros culturales en vez de lugares llenos de gente hacinada que encima generan el odio y el prejuicio de los vecinos. Adelante!!!!