Hacía tiempo que me venía a vueltas con la propuesta. Un taller. A final de año. Para gente con una discapacidad. Quiere que les hable de la web 2.0. Me gustaría que hablaras de la marca. Me pide. Le explico que este tipo de comunicación está más enfocada a la causa o a la identidad digital. Que de esas cosas yo no sé.
Me cuenta. Que han estado trabajando en portavocía. Que ya les suena ese concepto. Que por su discapacidad nadie les ha formado. Que un mínimo porcentaje ha ido a la universidad.
Respondo. Que no suelo hablar para gente experta. Que lo explicaré lo más claramente posible. Que sería un taller muy práctico. Poco teórico. Que no tiene sentido hablar de un concepto que pertenece a otro modelo comunicativo en este tipo de taller.
Me acuerdo de tantas veces que la gente prefiere no cambiar su sitio, su comunicación, por miedo a que la gente se pierda. Me acuerdo de esa lección de manipulación mediática. Aquella de que hay que referirse al público como si fuera idiota para obtener respuestas idiotas.
Ella sigue hablando.
No te van a entender.
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