La libertá es frágil.
Por el módico precio de un café nos dan… café, azúcar, luz, cobijo, calefacción en invierno y refrigeración en verano, palillos, bicarbonato, aspirinas, nos servimos una taza, un plato, una cucharilla, un vaso con agua, una mesa, una silla, uno o varios periódicos, una baraja, un dominó, un ajedrez, papel y lápiz (o bolígrafo), podemos oír la radio y ver la televisión, husar (sic) el perchero y hacer nuestras necesidades tranquilamente, podemos dar y recibir encargos (o cartas) sin que se entere la familia, resguardarnos del mal tiempo, tenemos la posibilida de enterarnos de todo cuanto pasa, los clientes y amigos pueden pedir dinero a préstamos sin intereses al dueño, sin que nadie les reclame nada, se puede criticar a unos y otros (con o sin razón)… En total más de 30 servicios, ventajas y comodidades. Todo esto, sólo, por el módico precio de un café… y luego decimos que un café es caro.
Servilletas del bar “Más allá” de Quismondo.
Sierra de Gredos.
El tren se marcha.
Los novelistas recomiendan adquirir el billete para no contar historias que nadie cree. Renfe.
¡Jesucristo era guapo y eso lo explica todo!
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