“Aunque es evidente que el voluntariado corporativo beneficia la imagen de las empresas”, Carreras lo valora como “potencialmente muy positivo, siempre y cuando se conciba como parte de una gestión y de una estrategia que integren la responsabilidad social empresarial (RSE)”.
Y añade: “Para saber si se trata de un mero oportunismo o de una profunda convicción, sólo hay que analizar el grado de coherencia y de sostenibilidad de los proyectos solidarios impulsados”.
“Las compañías que realmente sienten la necesidad de devolver a la sociedad parte de lo que obtienen de ella suelen perseguir su legítimo afán de lucro respetando los derechos humanos y el medio ambiente del entorno en el que están presentes”.
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