el blog de los proyectos de Olga Berrios

Comunicación

No pensáis hacer nada

Ha sido un descubierto leer esta cita de Neil Postman (“Divertirse hasta morir”) en Quomodo:

No pensáis hacer nada

La mayoría de las noticias que recibimos diariamente son inertes, consisten en información que nos proporcionan algo de lo que hablar, pero que no nos conduce a ninguna acción significativa.

Es posible tener una idea de lo que esto significa planteando otra serie de preguntas, a saber: ¿Qué medidas se piensan adoptar para reducir el conflicto en Oriente Medio? ¿O los niveles de inflación, de crimen y de desempleo? ¿Cuáles son los planes para preservar el medio ambiente o reducir el riesgo de una guerra nuclear? ¿Qué se piensa hacer en cuanto a la “Acción Afirmativa” (grupo político que critica el sistema político y social estadounidense), la OTAN, la OPEP y la CIA, y el monstruoso tratamiento que reciben los Baha’is en Irán?

Me tomaré la libertad de responder por vosotros: no pensáis hacer nada al respecto. Por cierto, se podrá votar a favor de alguien que anuncie tener algunos planes, como también el poder para actuar. Podemos decir que votar es el penúltimo refugio de la impotencia política. Obviamente, el último refugio es dar vuestra opinión a un encuestador, que obtendrá una versión de la misma por medio de una pregunta desecada, y luego la sumergirá en una catarata de opiniones similares, convirtiéndola en -¿qué si no?- otra noticia.

Mientras que antes la gente procuraba información para mantener los contextos reales de sus vidas, ahora tienen que inventar contextos con el fin de que la información inútil pueda aparentar algún valor. El crucigrama es uno de esos falsos contextos; el cóctel es otro; los programas de preguntas y respuestas de las radios, y los modernos juegos-espectáculo de la televisión, otros más; y el último quizá sea el Trivial Pursuit.

De una u otra manera, la respuesta a la pregunta: “¿Qué voy a hacer con todos estos hechos desconectados?”, es siempre la misma: “¿Por qué no utilizarlos como diversión, como entretenimiento o para divertirse jugando?”.

Podríamos decir que el pseudocontexto es el último refugio de una cultura abrumada por la irrelevancia, la incoherencia y la impotencia.

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