el blog de los proyectos de Olga Berrios

Activismo

Por un espacio liberado para la cultura

Si has preparado una obra de teatro puedes poner a los espectadores en la acera y a los actores en el paso de cebra.
Si grabas un disco puedes llevar un loro al andén del metro, te escucharán y la multa sale por lo que cuesta hacer un flyer.
Si te expresas con el saxo y el chelo puedes estar a cubierto fingiendo que esperas el bus.
Si quieres bailar flamenco, y hacer notar la madera, en algunos banquetes de boda dejan.
Si montas una película puedes conseguir que te presten algún ascensor averiado como sala de proyección.
Y, si queréis montar un concierto siempre podéis seguir hablando de ello eternamente.

A todo esto también se le llama precariedad.

¿Dónde estamos?

En la ilegalización de las expresiones y de la creatividad no capturada. En la prohibición de las producciones independientes y no servilizadas. En nombre de un civismo de dibujos animados se ilegalizan técnicas, estilos artísticos, experimentos comunicativos, autoexpresiones insumisas, y saberes independientes. En nombre de un civismo gazmoño se cierran los espacios y las vías del tránsito creativo. Imponiéndole los constreñimientos del teleentrada y no dejándole más lugar que FNAC o “la tienda del museo”: ahí puede haber graffitis estampados en fundas de cojín o en plantillas para punto de cruz.

¿Dónde estamos?

Precarizados. Precarizados como técnicos del espectáculo con contratos del modelo “ya te llamaré”. Precarizadas como becarias con la continuidad del “ya te puedes ir”. Precarizados como subcontratados de fundaciones de dudosísima obra social. Estamos en la cultura bajo la requetesubcontrata, haciendo trabajos descualificados en la cadena de embasado de papillas culturales y poniendo rostro y voz humanos a los paks de entretenimiento.

¿Dónde estamos?

Pues estamos siendo centrifugados por una máquina de recursos ingentes, recursos utilizados para multiplicar el bodrio y exaltar la birria. Se trata de infraestructuras comunicativas sofisticadas sin más contenido que el chismorreo. Los chismes de la plantilla planetaria de la que hay que saber si al champagne que beben en el bidet le añaden caviar o pirañas.

¿Dónde estamos?

Pues estamos perdiendo el boca a boca con el mal aliento de tanta publicultura. Un flujo ininterrumpido de eventos publicitarios servidos como acontecimientos culturales de los que hay que estar al corriente. Bajo el monopolio de unas pocas distribuidoras globales la cultura sólo puede transitar capturada en Copyright y como entretenimiento redundante.

Cuando la cultura sólo puede producirse y exhibirse bajo licencia nos “licenciamos” un espacio.

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1 Comment

  1. Avatar photo

    me he reído muhco, tal parece que todo lo que hacemos aquí es una obre de arte entonces.

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