El hombre del futuro, con su prosperidad y su abundante tiempo libre, sentirá compasión por los millones de pobres y desheredados, de cuya existencia le hablarán permanentemente los medios de comunicación.
Por lo tanto, ayudará mucho más a los países del Tercer Mundo. Pasará largos períodos en esos países, en numerosas ocasiones, primero al terminar sus estudios secundarios y más adelante para largas estancias como “turista de asistencia social”.
A pesar de los cuatro o cinco niños que habrá adoptado y a quienes apoyará financieramente a través de las telecomunicaciones, y a pesar de saber que gran parte de sus impuestos (la mitad de sus ingresos) se dedican a la cooperación con los países subdesarrollados, el hombre del futuro no se sentirá del todo cómodo con el lujo y el tiempo libre que podrá gozar.
“Cómo será el futuro. El mundo dentro de 80 años”. Por Rudolf y Robbert Das. Ediciones Nauta en 1983. Hace 23 años.
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