Una vez pasamos toda la noche en vela.
Se había propuesto algo.
– Tenemos que aguantar despiertas hasta ver amanecer.
Estaba agotada.
Pero no puse oposición.
Para evitar que me durmiera, inventó juegos.
Se esmeró en contarme infinidad de cuentos.
No recuerdo ninguno.
El cielo lejos de la ciudad estaba especialmente estrellado.
No teníamos reloj.
Para saber la hora, enchufaba su radio y esperaba que el locutor la anunciara.
Escuchamos los programas nocturnos. Eran extraños.
Pero para mí lo más misterioso era la atracción que ella me producía.
Era verano, pero a esas horas hacía frío.
Quería abrazarme a ella.
Aquella noche me dejó dos huellas.
Una en la espalda, por dormir sin esterilla.
La otra en el pecho.
Ella se durmió antes de que apareciera el sol.
Conectada
acabo de leerlo!!! es genial!!!
(lo siento, tengo correo acumulado de semana santa, todavía)
Olga
¡Gracias! ¿Con dibujos también lo has visto? ^_^
Conectada
claro! estás hecha toda una artista!!!
Olga
Jejeje (ruborizada a lo Shinchan)